¿Dejarías que te cortase el pelo tu jardinero? ¿O las revisiones y vacunas de tu mascota en manos de tu profesor de pilates? Entonces, ¿cómo es posible que no te preocupe quién te aplica un tratamiento estético? No se trata de menospreciar unas profesiones frente a otras. Al revés, se trata de reivindicar la importancia de la formación específica en Estética como garantía de calidad y resultados.
Los centros de estética están protagonizando un auge importante en los últimos tiempos. Sin embargo, no todos los lugares en los que se ofertan tratamientos estéticos están cualificados para hacerlo. Y, ¡cuidado! porque las consecuencias pueden ser graves. Por supuesto, no obtener los resultados que te han prometido. Pero, mucho más serio es que te dejen secuelas en la salud. Tan serio es el tema que merece la pena que tengas toda la información.
Pese a que sean tratamientos estéticos muy normalizados, como el bótox, el ácido hialurónico o la mesoterapia, debes ser consciente de que están inyectando una sustancia en tu organismo. Estas prácticas implican, no sólo la titulación correspondiente del profesional, sino la certificación del producto.
Como paciente debes exigir que te muestren el número de registro sanitario del vial o fármaco que te van a aplicar. Y, por supuesto, que se desprecinte en tu presencia. Sal corriendo de cualquier centro de estética que te ponga excusas o se niegue a facilitarte esta información tan básica.
Además de ser utilizados por personas que no cuentan con formación específica, el problema aún se agrava más si se analiza el tipo de maquinaria o instrumental que se usa. El reclamo de contar con un dispositivo de última generación es una de las vías más frecuentes para atraer clientes. Y, con lo que van a tratarte es con una copia sin garantías y que no ha pasado los controles sanitarios y legales obligatorios.
El fraude en este tema de las máquinas de radiofrecuencia, láseres u otros aparatos que se usan en medicina estética adquiere distintos formatos. En ocasiones, no es una falsificación. Es el aparato original pero se compra de segunda mano, sin exigir ninguna garantía de que se encuentra en perfecto estado y ha pasado revisiones oficiales.
Los tratamientos para eliminar el vello facial y corporal son las grandes estrellas de los centros de estética. Más desde que esta práctica se ha extendido con normalidad entre los hombres. Además, se empieza a demandar a edades muy tempranas. La irrupción de la tecnología láser, por su comodidad, duración y excelentes resultados ha sido, sin duda, un factor determinante de esta gran demanda.
Por supuesto que la depilación láser y la fotodepilación son técnicas fiables. Pero… ¡depende de quién las aplique y del aparato que se utilice! Ya ves, aquí el problema es doble. Asegúrate de que tanto el personal como las máquinas cuentan con la certificación y condiciones para que te depilen con ellas. ¡Lo que te juegas es tu piel! No es una afirmación metafórica, puedes sufrir serias lesiones y molestias de difícil solución.
Como profesionales, nada más lejos de nuestro interés que alejarte de los centros de estética. Los tratamientos actuales han evolucionado y sus resultados son espectaculares. No se trata de que renuncies a mejorar tu imagen, sino de que lo hagas con garantías de éxito.
El precio es el primer síntoma de alerta. En Estética, igual que en el resto de actividades profesionales, existen unas tarifas que corresponden a los distintos servicios. Claro que hay ofertas y descuentos que diferencian el precio entre unos centros de estética y otros. Pero, si la diferencia es escandalosa, algo raro pasa. O no hay calidad, o no hay garantía de seguridad o es “economía en negro”.
Cualquiera de las tres opciones es nefasta para ti como clienta de un centro de estética porque pierdes todos tus derechos y la posibilidad de reclamar. ¡No te arriesgues! Combate el intrusismo en Estética y disfruta poniéndote en manos de profesionales cualificados.
